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Trazos Last Updated: Noviembre 3, 2012


Desde mi Silencio, es Tiempo de Hablar
Elías Letelier

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Desde hace algún tiempo he venido reflexionando en torno a escribir algunos artículos destinados a criticar a la inoperante actitud de los dirigentes políticos de la izquierda chilena, quienes no han sido capaces de asumir un rol adecuando ante los grandes cambios tecnológicos, donde la tardía reacción de ellos ha dejado entrever que no entienden el empleo y valor de la tecnología de comunicación y sus discursos se encuentran completamente desarraigados de la realidad.

Este fenómeno lo encontramos en los desarticulados discursos parcialistas que no englobalizan el drama actual, ni tampoco sintetizan la metodología de explotación y miseria humana en la nación.

Tomemos la delincuencia, por ejemplo. Esta ha sido una constante en todas las naciones que se han salvado de las crueles dictaduras militares, donde la explotación y el engaño establecido por el crimen del capital exceden todo punto de referencia imaginaria.

La delincuencia no es un fenómeno genético ni un grado de inferioridad humana, sino un estado de sublevación descoordinado de la población civil que opta por esta metodología como una forma de lucha por sus sueños. Curiosamente, el Estado se refiere a estos sectores, donde duerme la clase obrera, como el rincón donde habitan los antisociales. Allí, a donde la clase obrera retorna de las industrias y centros de producción y servicios, extenuada por las largas horas de explotación, a los barrios sin luz e inhóspitas calles y casas famélicas, la clase obrera chilena erige el futuro nacional y recibe el título de marginal, delincuente, terrorista, y otros tantos epítetos típicos de la vejación nacional.

Desde hace tiempo que se encuentran hablando de la delincuencia nacional, pero lo hacen en términos represivos y coercitivos, construyendo nuevos centros de detención, creando y dictando normas punitivas que aseguren miserables castigos a los explotados y desposeídos, quienes han sido empujados por el hambre y carencia de recursos básicos como la salud, hogar, educación y el derecho a la dignidad, a funcionamientos de mera subsistencia.

¡Yo estoy con ellos!

Eliminar la delincuencia en Chile, es una prioridad, y para lograr tal objetivo, tenemos que introducir cambios radicales contra el método de explotación y asegurarnos una equidad nacional y toda otra teoría, que no implique la equidad, no es más que un mero atentado contra las nociones de justicia y desarrollo de la nación.

Por esto, en Chile seguirán existiendo los Presos Políticos. Otros hombres y mujeres se opondrán al oprobioso método de segregación racial contra los bantustanes indígenas (reservas indias) y la explotación contra la clase trabajadora tildada de delincuente y criminales. Eventualmente saldrán a luz pública otros seres humanos, saldrán bajo un inequívoco enfrentamiento contra la mentira, cansados del engaño y la burla contra los que sufren y que han sido y son el único pilar de la patria.

De todo el anterior, creo que nuestra responsabilidad esta ceñida a la falta de compromiso de nuestros dirigentes políticos que no saben y/o no entienden la realidad, obligándonos a nosotros, mediante nuestro pequeño trabajo y con la moral muy en alto, a empujarlos a ellos en dirección a demandas bien específicas.

Creo que el mejor acto revolucionario lo encontraremos en nuestra critica a los dirigentes de izquierda y al oportunismo político que no ha dejado de ser mas que una mera celada contra nuestro desarrollo. Dentro de estos grupos y organizaciones debemos citar al partido Comunista de Chile y al FPMR, este último que se ha transformado en una organización incapaz de entregar una visión política a la comunidad nacional e internacional, poniendo en dudas su rol político y en lo fundamental, poniendo en dudas la dirección y funciones que cumple en el espectro del país.

Sin ser enemigos o anti FPMR, con gran claridad e ilustrativamente debemos salir de las sombras y criticar, no ha la colectividad, sino a los dirigentes que desde hace algún tiempo que vienen frenando iniciativas que nacen en sus filas, al viejo estilo normativo del Partido Comunista chileno, pero, en el caso del FPMR, tenemos que hacerlo con el rigor adecuados que las medidas de seguridad nos imponen, para no poner en peligro la vida de sus dirigentes, presuntamente clandestinos.

Hace falta una posición concreta y continua. Necesitamos líderes políticos y revolucionarios, mujeres y hombres capaces de interpretar el sentir del pueblo y ayudarlo a coordinar la lucha que los lleve al encuentro con sus sueños.

Sin dudas que al entrar en este territorio, nos veremos en situaciones difíciles, esto podría aparecer como ataques que pueden desplegar (por reflejo) los mecanismos de defensa adecuados del caso, y que nos son mas que meros estados de polarización que transforman la imagen de aquel que se atreve a criticar, en la de un bandido.

No es extraño, por ejemplo, que el Secretario Político del Comité Central del Partido Comunista de Chile, compañero Jorge Insunza, diga que: “el Letelier es un hombre peligroso”. Sin dudas que tiene toda la razón, desde hace mucho tiempo que vengo escuchando esto. Me lo ha dicho el gobierno chileno, los Torturadores de la DINA y los torturadores de la CNI cuando me torturaban; más, eso lo reconozco yo: Todo individuo se transforma en un elemento peligroso cuando deja de mentir, pero, regularmente nos encontraremos con una caracterización y rumores que conciben al que critica en una mera caricatura, lo transforman en mito y que terminaran por derrumbar moralmente ante la colectividad. Tenemos que estar preparados apara esto. (Regularmente, por norma se emplea la palabra espía, traidor, vendidos y/o los derivados de las mismas.)

No es extraño, que cuando me entreviste con el compañero Insunza (del clan Chauchesco), en las dependencias del Comité Central; motivado por mi interés y curiosidad del Partido Comunista en relación con los Presos Políticos, que el compañero Insunza me declarara: “Los presos políticos no constituyen una preocupación del partido ni una prioridad política”. Claro, que hay que remarcar que la situación de los Presos Políticos, a los cuales la prensa y el Estado chileno trataban de criminales y sangrientos, no había tenido el auge y reconocimiento internacional que hoy tiene y que los ha obligado a reconocerlos como Presos Políticos.

Digan lo que digan, hay que continuar con bandera o sin bandera en una franca denuncia contra las violaciones a los derechos humanos, como también, dejando en claro la ineptitud y oportunismo de nuestros dirigentes de izquierda.

Mi pregunta: ¿Cómo es posible que un hombre notable y valiente como Insunza, quien llamó a las juventudes de nuestra patria a tomar las armas, creando toda una cultura insurreccional, hoy, a sus hijos que creyeron en él y en esos métodos de lucha, les niegue su apoyo? Sin dudas que aquí hay algo que no funciona.

Sin dudas que la palabra traición no es una palabra antojadiza, esta sale a flote como un cause natural, imponiéndonos un estado de nociones de crimen político y la sanción moral que ellos ameritan. Pero este no es un fenómeno aislado, lo podemos ver en El Salvador, Guatemala, Honduras, la gran Nicaragua etc.

Creo que hemos sido lo suficientemente tolerante con nuestros dirigentes de izquierda y es tiempo de que ellos nos escuchen a viva voz. No podemos seguir hablando entre la sombra y el silencio, pues todo queda enterrado entre las sombras y el silencio.

He tenido la oportunidad de hablar con otros combatientes chilenos (oficiales) que se encuentran muriendo de hambre y olvidados en América Central, y otros que han optado por continuar en los campos de batalla, junto a las FARCs y los zapatistas, luchando por sus sueños. Todos llegamos a la misma conclusión: Tenemos que despertar a nuestros dirigentes políticos y hacerlos asumir una función adecuada a los cambios sociales dictados por la tecnología.

Tenemos que crear nuestras propias redes de comunicaciones, con nuestros propios codificadores y decodificadores, estableciendo la infraestructura adecuada a la realidad y “empleando los instrumento que el capitalismo nos deja”. Tenemos que dejar de combatir al otro combatiente que opera de una manera distinta. Tenemos que eliminar la campaña del rumor tan destructiva entre la izquierda y tan malditamente empleada por la izquierda para dañar a otro ser humano izquierdista que disiente de posturas y observaciones de la izquierda. Tenemos que crear nuestros túneles informáticos y redes que no permitan la eliminación de nuestra voz ni tampoco la inestabilidad e inseguridad de recursos y desplazamiento de la información.

Necesitamos un sistema constante y progresistamente democrático que nos permita generar la INTERMILITANCIA y para esto, se requiere de cuadros políticos que entiendan el funcionamiento de los mecanismos de comunicación paralelos, pero fundamentalmente, la voluntad de los dirigentes políticos que permitan la elaboración de programas destinados a la creación de cuadros.

La labor revolucionaria actual, para las naciones que no se encuentran bajo los dictados de las armas, es armar con la Internet, en todos los niveles donde opera la clase trabajadora, a los nuevos luchadores en un acto de siberevolución; pero, ante esto, nuestro obstáculo fundamental no es la derecha ni el capitalismo, sino que nuestros propios ineptos dirigentes de izquierda.

Miremos el caso de la delincuencia, pero, fundamentalmente detengámonos en el lenguaje que se emplea para referirse a un vasto grupo de desposeídos y notaremos, contra nuestro pesar, la incongruencia y el silencio de la izquierda en esta materia, donde la delincuencia no es un fenómeno aislado, sino una conducta generalizada de una sociedad explotada.

Tenemos que reconocer el drama de la clase trabajadora y el odio que la burguesía impone entre los explotados al crear subclases (delincuentes), y peor, tenemos que reconocer que la izquierda nacional se ha acoplado al discurso contra la delincuencia, al mantener un silencio y no comprometerse con los que sufren y son obligados a robar para sobrevivir.

Tenemos que reconocer que la intelectualidad se ha marginado de estas preocupaciones sociales y ha sido fundamentalmente por la falta de liderato y claridad política de la izquierda, al grado que los servicios informativos en la Internet, en su mayoría son servicios informativos que tienen un carácter voluntarioso y obedecen a la preocupación inalterable de individuos; cuando la Internet debiera estar invadida de sindicatos, juntas de vecinos, ongs, centros de padres, comités de mujeres, partidos políticos, centros culturales alternativos y/o militantes dependientes de partidos, etc..

¿Dónde está la intelectualidad progresista? ¡En ninguna parte! Los partidos progresistas no han entendido la falta que hacen en esta área y han dejado este trabajo al que hacer individual. ¡La han negado! Claro, otros dicen que están cansado y le tienen miedo a los intelectuales que terminan por a arrastrar a los partidos progresistas a un estado de tierra a tierra. (Los intelectuales progresistas en la Internet, hoy son una excepción.)

Bien, he pasado todo el día escribiendo con un dedo esta pequeña nota, y espero que cuando llegue la información que los Presos Políticos enviaron por correo ordinario el día de hoy, en la mañana, donde parece que existen documentos y resoluciones interesantes, me encuentre en forma de seguir denunciando el crimen nacional y junto a usted, soñar levantando una sociedad más justa.

Ante la denuncia de la realidad de los Presos Políticos, creo que tenemos que mantener una actitud libre de crítica, a ellos tenemos que defenderlos incondicionalmente, pues en Chile, siempre existirán los Presos Políticos, por cuanto es una nación que está muy lejos de la verdad, y la lucha por esa verdad nos impondrá la existencia oprobiosa de otros Presos Políticos.

Al concluir, tenemos que dejar en claro que nos hace falta la transparencia en nuestro trabajo y que es completamente incongruente insultar y atacar a aquellos que, mediante otros métodos y actividades, tienen al ser humano al centro de sus sueños.

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Desde mi Silencio, es Tiempo de Hablar
Publicado RFAPPCh, 9 de noviembre 1998.

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