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Trazos Last Updated: Noviembre 3, 2012


Síntomas de Nocividad en la Poesía Chilena
Elías Letelier

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Cuando hablamos de la poesía, de los poetas y la intelectualidad literaria de Chile, ineludiblemente tenemos que tomar la realidad social y la realidad política, como también los antecedentes históricos de un país, hoy profundamente dividido; donde los contrastes llevan el discurso humanista a un dislocamiento desmesurado, trastocándolo por una latente malevolencia psíquica de la intelectualidad.

Allí existe un gobierno que presuntamente debía haber saneado el poder legislativo y ejecutivo del legado militarista y haber restablecido la normalidad jurídica y de derecho, tales como la verdad y la justicia. Tal acto no se logró y entre populismo y continuidad legislativa y económica de la dictadura, se ha logrado establecer una división de marcada desconfianza e inseguridad en el pueblo chileno y dicho acto es expresado con estupefacta grandilocuencia en los altares clandestinos de la poesía chilena.

Las leyes dictadas por la dictadura, todavía presentes y mejoradas por el advenimiento del nuevo poder post dictadura (fascismo sonriente), han hecho de la metodología de castigo un desequilibrio orgánico que se expresa por las vías del chantaje y la coerción intelectual.

Se ha incurrido en un favoritismo que ha otorgado a algunos individuos una licencia para actuar en función del enemigo, como en una guerra maldita, manteniendo una táctica de hacer cosas, no para introducir logros en una colectividad, sino para ensombrecer los logros alcanzados por los otros, es decir, una competencia desarticuladora, propia de una sociedad de mercado vil y deshumanizado.

En la poesía chilena prevalece el miedo a decir lo que se piensa, el miedo a ser castigado mediante los diferentes niveles de censura. Es un miedo latente, donde se sabe que en cualquier momento alguien será borrado de una lista para ser incorporado a otra.

Es común hablar con poetas que citan, en un momento de confianza o en un arrebato de indignación, que serán castigados o fueron castigados por hablar con tal persona, por citar tal obra, por mencionar tal nombre, por no haber mencionado tal nombre o por no haber citado tal obra etc. La crítica legal, aquella que fue escogida por el sistema, es la encargada de establecer el tono del discurso literario nacional, como también su contenido. Al igual que en los tiempos de la dictadura, también encontramos a los poetas que optan por no emitir juicios y que se deciden a jugar con todos los bandos disponibles a sus alcances, mientras en los pasillos, con abismal desequilibrio, desmenuzan a otros seres que consideran desechables, menores o inferiores y que no constituyen un reto a sus legítimas aspiraciones.

No es extraño que un sistema neoliberal como el chileno aplique una teoría de mercado salvaje a la literatura, salvo que en la actualidad ha incursionado en el pensamiento de los individuos, coaccionándolos mediante las vías de la extorsión, que les impide manifestar sus ideas que disienten de aquellas que el oficialismo expresa y que son custodiadas por los alféreces, quienes, en el caso de Raúl Zurita y José María Memet, consuetudinariamente han cambiado de campo para poder lograr un reconocimiento que los lleve a formar parte del llamado índice o catastro nacional de la literatura chilena.

Estos dos poetas, Memet-Zurita y otros consuetas y que hoy mantienen una discordia alucinante, son los poetas que se transformaron en los bufones del palacio que nos niega el derecho a la verdad y a la justicia; del palacio que nos trata de sobornar y comprar las torturas; del palacio que ha optado por cubrir de sombras las voces de los desaparecidos y proteger al victimario. Para vergüenza nacional, estos poetas se han transformado en un aparato inquisidor, sin honor ni gloria y han teñido para siempre todo lo que pudieron haber hecho en un acto de valentía. A estos alféreces del “fascismo sonriente” no se les puede criticar, pues, amparados en el rol que les asignó el Estado, arremeterán con el insulto clásico y descaradamente dictaran sentencia y someterán a un oscuro juicio al que ose decir lo que cree o aquello que piensa.

¿Conscientes de lo que acontece a la poesía chilena, qué se espera, qué hacemos?

Debemos construir nuestros propios escenarios y desde abajo levantar los cimientos de una literatura sólida, sin premios, sin becas, sin préstamos. Tenemos que elevar la poesía hambreada al tono mayor que ellos nos niegan y como en los viejos tiempos, sobrevivir con nuestros versos como si todo fuera un gran desafío.

El texto, abajo citado, publicado en el foro de la excelente revista “Proyecto Patrimonio” (http://www.letras.s5.com/), ilustra el sintoma palpalble del miedo a expresar lo que se cree, por temor a ser perseguido y castigado, y es, como muchos otros documentos de efímera circulación, un legado importante que nos obliga a leer entre líneas para poder entender la realidad nacional y que nos dice, inequívocamente, que existe una importante disidencia y por ende una locuaz clandestinidad literaria en Chile.


Revista: Proyecto Patrimonio: http://www.letras.s5.com/
Sección: opina en nuestro foro: http://boards4.melodysoft.com/app?ID=chilelee
Cita: CANTARES (opinión detallada -autor por autor- de la antología) - Interesante - Referencia: http://boards4.melodysoft.com/app?ID=chilelee&msg=3432 

"Se hablan muchas cosas de la famosa antología, pero como en el ambiente literario chilensis son todos amigos con todos (o todos enemigos de todos), nadie dice las cosas como son, salvo por la espalda y en secreto. Mejor irse a la segura, que algún día la mitad de ellos será jurado de concurso y la otra mitad será crítico, columnista o director de fundación cultural-gallina ponedora de becas. Mejor irse a la segura.

Estas son mis opiniones de lector y no reflejan otra cosa que mis gustos y las ideas del momento mientras leía. Y claro, como yo no pretendo ser excepción de nada… las digo por la espalda y en total anonimato.

(algunas podrán cambiar con el tiempo o los estados de ánimo.)

El prólogo: Delata de pies a cabeza al autor de la antología. Sólo digo esto:
El poeta Zurita se sigue pajeando en público.

Germán Carrasco. Buen poeta, no hay duda. No tiene nada que demostrarle a nadie. Pero participa de la antología con un poema menor dentro de su producción. El error es del antologador que elige el poema exclusivamente para ocuparlo como introducción a “LA GENERACIÓN” de…. fragmentos de Pound??????? (¡Que es esa explicación ridícula del prólogo, para el título de “Cantares”, Raúl!)… Un consejo para Zurita: Filtre las ideas, caballero. No toda idea/hipótesis es buena.

Antonio Silva. Aceptable. Pero no sé. Tiene sus momentos. En sus puntos bajos recuerda a Carmen Berenguer (un permanente punto bajo). En sus puntos altos tiene la calentura de Lemebel. Es como un letrero de neón con sus momentos de luz y sus momentos de nada. Es cosa de gustos, debe haber gente a quienes les encante.

Kurt Folch. Buenísimo poeta. Imágenes y situaciones poderosas. Personal. Recordable. Claro y oscuro en la dosis justa. Hay algo sagrado en su escritura. Algo inmemorial. El resto del libro “Thera” es excelente. Grande, austero.

Christian Formoso. No, No. Regular a malo, prescindible. Una estrofa buena en uno. Un buen verso en otro. Todo lo demás está demás.

Matías Rivas. Bueno. Se maneja con las palabras y los temas. Parece un tipo choro. Con humor. Un poeta con los pies en la tierra y la cabeza a muchas revoluciones. Me gustaría leer algo nuevo; esto ya lo había leído en la antología de Véjar.

Cristián Gomez. Agotador. Se maneja en el lenguaje y tiene largo aliento, pero lo que hace, lo hace mucho mejor Tomás Harris. En medio de este exceso de palabrería, se esconden un par de versos excelentes. Aburre después de un rato.

Rodrigo Rojas. No. No. Leí y seguí sin mirar atrás. Poesía de señoras. Algún elemento mesiánico que molesta. Muy enamorado para mi gusto. Muy sensible y sufre demasiado.

Carlos Baier. Un asco. Neruda y Zurita duermen juntos y a los 6 meses Zurita pare un hijo (por el ano). Mesiánico, grandilocuente, hablando con las cordilleras y toda esa mierda.

Javier Bello. Demasiada pirotecnia verbal. Muy nerudiano a su manera. Entiendo que a los españoles les encante (los españoles se quedaron pegados en Alberti). Lindas imágenes, pero abusa y al final todo es una mazamorra informe que no deja huella. Virtuoso de la pirotecnia con palabras, para los que les guste eso. Mucha forma esconde poco contenido, creo yo. Leo y sigo y me deja sin marcas.

David Bustos. No, No. Malo. Quiere hacerse el duro, pero también el sensible. el viento nos patea el culo, dice, Gran verso, Ja!. y los peces de colores, bla, bla. No es ni lo uno ni lo otro, Ni parco ni elocuente. Olvido todo lo que leo.

Alejandra del Río. No se, puede ser cosa de gustos. Me gustó el primer poema. Pequeño, conciso, intenso. Pero los otros me aburrieron, por sentimentales y típicos. Es elocuente y sabe manejar las palabras, pero creo que le falta originalidad, su obra desaparece en la de muchos poetas que me aburriría leer.

Juan Pablo Wirimilla. No. No. No. Leo y sigo de largo. Se me olvida todo lo que leo. Poeta menor. Prescindible. Me hace dudar sobre las verdaderas razones de su inclusión. El primer poema salva más que el resto, pero no lo salva… (es un lindo poema en todo caso).

Cristián Cruz. No. No. No. Leo y sigo de largo. Sin memoria por su sección; Sus poemas me producen Alzheimer inmediato. (el primero menos que los otros dos)… A ver… el primero tal vez tiene algo.. no sé, una mezcla interesante (interesante siesque) de pelicula de zombies con el 11 de Septiembre chileno… Pero no; no basta.. ¡Alzheimer!

Leonardo Sanhueza. Tiene Fuerza. Depende del gusto propio. Entiendo que a los españoles les guste. A mí me pasa parecido que con Bello: demasiada pirotecnia verbal. Mazamorra informe (y florida) al final. Pero tiene fuerza y al igual que Bello, puede ser que se gane el derecho a no dejar marca alguna en mi memoria. Eso si… Releyendo, descubro dos versos que pueden fácilmente ser los dos mejores versos de la antología. Lamentablemente, el autor abusa y los ahoga en una selva de versos menores.

Gabriel Silva. No No No… Malo. Fuerza la oscuridad. Mucho concepto científico que enfría todo y no se pega a las palabras. Se entiende lo que quiere hacer, pero no le sale. Como si careciera de temas, escribe sobre el escribir. Enreda por enredar, pero sin el lenguaje suficiente para sobrevivir.

Andrés Anwandter. Buenísimo. Sugerente. Narrativo. Cuenta historias neblinosas. Expresivo con el lenguaje. Contenido y claro en el ánimo. Entiendo lo que me dice y al mismo tiempo, me da espacio para especular.

Julio Espinoza. No sé. En una primera lectura, pasé de largo, aburrido. En una segunda encontré más cosas. Algunos versos/ideas buenas. me molesta su afán de buscar (y forzar) una estructura. Poeta disparejo. Da en el clavo, uno de cada tantos martillazos. (A propósito de esta inclusión: Hay poetas mejores que Zurita dejó afuera. pienso en Romero, en Ortega, etc. etc.)

Elizabeth Oria. No me gustó. No la odié. Le entiendo todo. Y reconozco al narrador, pero me aburre. No deja recuerdos. El poema de Elvis me parece un tanto obvio (tenía potencial, pero le salió desabrido sin gusto a nada). Es una poeta gris que escribe poemas grises sobre temas grises y cuyo recuerdo es brumoso y gris como la nube de smog en Santiago. Sigo de largo sin mirar atrás. Un poeta de muchos, le falta punch. Prescindible.

Gustavo Barrera. Bueno. pero creo que peca de frialdad. El cerebro mata al corazón. Sugerentes espacios arquitectónicos. Intelecto hecho imagen. Es una interesante apuesta, pero creo que estos fragmentos, funcionan mejor en el contexto del libro al que pertenecen. En esta antología, dan la impression de venir saliendo de un campo de concentración. (léase: mostrando las costillas). Figura de interés para el ambiente literario chilensis.

Edmundo Condon. No sé… digamos competente. Entiendo porqué hay gente a quienes les gusta mucho. Me gusta lo personal que es (todo eso del cuento de su amigo muerto). Pero creo que se vuelve demasiado solemne. Se toma demasiado en serio, le falta humor. Le falta bajar del olimpo griego (casi literalmente), dejar la biblia atrás, los tomos de latín y venirse a tomar una cerveza con nosotros, el resto de los humanos.

Lila Diaz. No. Muy genérica. Leí y sigo de largo. Pasé por ahí y ví que tiene material poético, pero no me dejó ni la menor huella. Muy seria para mi gusto. Tal vez para la próxima.

Rafael Rubio. Bueno. Un talentoso artesano de la palabra. Oxigena el panorama con una buena dosis de tradición. Creo que funciona mejor en sus poemas cortos. Tiene más fuerza cuanto mayor es su capacidad de síntesis. En sus elegías hay genuino sentimiento, pero para mí gusto, se vuelve algo soporífico, menos efectivo. Muy formal, muy cuidadoso.

Alejandro Zambra. Bueno. Austero. Contenido en el lenguaje. Expresivo. Humilde, no se las da de vidente (eso es bueno). Entiendo lo que me dice, reconozco los espacios. Habla del mundo que habitamos. Hay algo hipnótico en su escritura.

Damsi Figueroa. Buena, pero con reparos. Dos poemas excepcionales y un tercero, con un párrafo notable (que repite 3 veces). Los otros son poemas menores con buena factura y poderosas imágenes, pero creo que se esfuerza demsiado por ser sensible y sútil y se le nota. Además escribe mucho sobre el escribir y eso al final, siempre es un poco patético, pero repito: dos poemas realmente excepcionales, dentro de la generación “fragmentos de Pound”.

Alejandra Gonzalez. Buena. Imágenes fuertes y precisas. Cruel. Queda en la memoria. Emoción super sintética. Buena para tiempos de zapping. Me gustaría leer más.

Benjamín Aguayo. No. No. No. Ni chus ni mus. Dispara en la dirección correcta pero nunca da en el blanco. Muy florido y disperso para ser antipoesia. Muy pobre, muy parco para ser poesía “tradicional”. Influencia Norteamericana que no llega a ser “homerun”. Olvido su nombre de inmediato.

Marcelo Guajardo. No, No, No (salvo por un par de versos sugerentes) No y No. Zurita y Maquieira duermen juntos y a los 6 meses Zurita pare otro hijo (por el mismo orificio). Épico. Le gustan mucho las palabras Falo y Oro.. (léase los Sea Harriers).

Rosario Concha. Buena, pero con reparos. Sus poemas son Gol o fuera de cancha. No hay terminos medios. La apuesta es grande. En ocho poemas hay tres goles. Pero son lindísimos goles! .. A ver… seamos justos: también hay un par de excelentes versos en alguno de los fuera de cancha.

Claudio Gaete. Un largo monólogo interior. Cansador. Con momentos de lucidez y momentos de incoherencia total (y forzada, o diré falsa) Pero es cosa de gustos... No sé. No es mi tipo de poesía. no parece tener méritos suficientes como para su inclusión, pero quien sabe.. tal vez el tiempo diga lo contrario. Un tanto genérico en sus imágenes. Pero tal vez sea sólo un asunto de madurez poética.

Carmen García. Ahí nomás. Poeta amateur. Su fuerte es el lobby y la promoción cultural… No veo ningún otro motivo para la inclusión, más que su revista Plagio.

Hector Hernández Montecinos. Bueno. Intensa emoción. Personalísima poesía. Energético imparable. Lúdico y Cruel. (Lúbrico también) el líbro al que pertenecen los poemas, eso sí, es agotador y excesivo, casi ilegible, le faltó una buena poda.

Paula Ilabaca. No. No. No. Soporífera, letanía insoportable. un gran bostezo. Repetitiva, no veo más de tres versos buenos. ¡Y participa con 10 fragmentos! No se entiende porqué Zurita le da tantas páginas. Leo y paso de largo con la sensación de haber perdido mi tiempo.

Felipe Ruiz. Bueno. El más coloquial y narrativo de los poetas. Divertido de leer, buen humor. Irónico, Escéptico. Narra historias y momentos que dicen más de lo que dicen. De lectura rápida. Un libro suyo podría ser una buena descripción de los tiempos… habrá que esperar y ver su debut.

Carola Vesely. Poeta amateur. Sus poemas son buenos, ¡sólo si se los lee en privado a su mamá! Típica sucesión de lugares comunes. Estudiante de la U. Portales, alumna de Zurita y al pope, todos sabemos, le encantan sus alumnas.

Gladys Gonzalez. Mala poeta. Le falta imaginación, lenguaje y temas. Tiene muchas ganas de ser niña mala y poeta. Extractos de un diario de vida que no dan ganas de leer por fome. “Soy poeta y escribo poesía. Me junto con poetas y soy joven y soy poeta. Y además de todo; también soy poeta.”- Parece decir mal influenciada por Parra y Bukowski.

Walter Hilliger. Poeta experimental… pero también insípido. Tiene un par de versos/conceptos buenos y otros que son unas cagadas rebosantes de siutiquerías. Además se da unos aires de grandeza y de videncia que son insoportables y que ciertamente, no se basan en el talento que despliega en estas 5 páginas.

Pablo Paredes. Bueno, con algunos reparos. Un Bukowski de 10 años de clase media. Reconozco los espacios, describe bien. Expresivo en la emoción. Ingenuo, inocente en el buen sentido de la palabra. Tal vez se alarga un poco, pero su mirada es interesante. Quiza universal. Dan ganas de leer más.

Diego Ramírez Gajardo. Bueno. Parece que le falta experiencia, se extiende, abusa. Por momentos necesita más lenguaje para lo que quiere hacer. Por momentos funciona sin peros. Placer culpable tal vez. Describe un mundo bastante detestable, pero que me trae recuerdos. Me recuerda “Las Leyes de la Atracción”, la película (que me gustó más que el libro). Poesía con algo de animación japonesa, poesía Bubble Gum. Quisiera leer más (y odiarlo).

Macarena Valenzuela. Poeta en potencia. Tal vez.. Quiza.. Un poema sugerente, pero muy lejos de ser logrado y otro derechamente malo. Otra estudiante de la U. Portales sin méritos suficientes, otra inclusión inexplicable.. pero claro, a Zurita le gusta promover a sus alumnas, sean viejas con plata de talleres privados, sean jovencitas universitarias. ¡Pídanle un prólogo al pope, a ver si les dice que no!

Alexia Caratazos. ¡un karatazo a la inteligencia -en el peor sentido posible-! participa con un poema que sería considerado un poema muy menor dentro de la producción poética de un poeta mediocre. Tallerista de Zurita en la U. Portales. Su inclusion es ridícula.

Luisa Rivera, la más pendeja del grupo. Tiene algo; hay música, emocíon y un par de versos excelentes. Pero se dispersa, necesita edición, síntesis… Todavía le falta, pero tiene tiempo de sobra por delante.

Eduardo Fuentes. Que se le va a hacer.. Está en cuarto medio el chico. No tiene la culpa, la culpa es del antologador, que en un arrebato místico y por algún extraño motivo, lo incluye en esta antología que termina por tanto, en un “decrecendo” absoluto.

Un buen poeta nace ¡y se hace!, así que especialmente para el caso de los poetas más jóvenes, ninguno de estos juicios es una lápida. Eso si, deben escribir más, seleccionar más y eliminar más.. así tal vez se conviertan en lo que al antologador le gustaría que fueran. (de aquí a 5 años, juro que más alguno va a sentir verguenza de uno o más de los poemas publicados).

Creo finalmente, que el autor de esta antología, no termina siendo el autor de Anteparaíso, pero el autor de los poemas al Presidente Lagos…. y no se confundan, no se trata del mismo poeta; uno es bueno y el otro es malo; uno escribe, el otro se dedica a los talleres y prólogos; uno es poeta y el otro es agregado cultural y se gana el premio Nacional a manos de Mariana.

Ah… Y me retiro sin firmar, porque mejor irme a la segura. ¡Imparcial pero no huevón!"

 


La Editorial Poetas Antiimperialistas de América es una productora de trabajos literarios y políticos y no es financiada por ningún organismo; se encuentra comprometida en la creación de tecnologías de medios de comunicación y de desarrollo comunicacional; publica libros impresos, libros multimedia y revistas electrónicas, donde sus directores son voces independientes y responsables de sus propios discursos.


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